lunes, 26 de marzo de 2012

El gran secreto de Beethoven

¿Cual es, o cual era el gran secreto de la música de Beethoven?


Esa pregunta se la han hecho más de dos y más de mil en lo que llevamos de historia desde la aparición de Beethoven en la historia del arte, y la respuesta no creais que es demasiado difícil.

En una ocasión, un admirador de la música del genio, se lo preguntó directamente mientras tomaban un te, y Beethoven no dudó en contestarle lo siguiente:

"Muy sencillo, mi querido amigo: Cojo una hoja de papel pautado, me la pongo delante, empiezo a escribir lo que tengo pensado, cuando lo tengo todo más o menos estructurado y finalizado paso a la habitación contigua donde se halla el piano, y toco lo que he compuesto".

Así de sencillo lo veía nuestro amigo Beethoven y así de sencillo debe de ser, tan sólo hay que atreverse.

El sentido de esa explicación tiene su lugar; muchos compositores, -la gran mayoría- lo que han hecho es escribir la composición y al mismo tiempo tocarla en el piano para ver cómo sonaba ¿Qué ocurre? Que lo que están haciendo es algo falso, algo que en realidad no es verdadero; están explorando otros terrenos que no son los propios de su alma o de lo que sencillamente han observado en su vivencia.

Beethoven siempre iba con una o más libretas en sus bolsillos, asi que en cualquier momento en que parara a sentarse en algún lugar, tenía los instrumentos precisos para plasmar gramaticalmente una idea musical. El otro cuaderno que más tarde llevaría sería para conversar con los demás, pues llegaría un momento en que su sentido del oído fallaría por completo.

Así pues, yo me imagino a Beethoven sacando su cuaderno de observaciones, -o de paseos, o como lo llamara- y se pondría a examinarlos para sacar de esa escritura una nueva composición musical. Y me lo he de imaginar ya que esto no viene en ningún libro escrito.

Pero cuando Beethoven tenía su prodigiosa facultad de oir, -y ésta era una grandísima facultad- podía oir los sonidos más inverosímiles y los cogía al vuelo; el canto de un ave extraña o el roer de los insectos más escondidos, las flautas de los pastores en los prados más lejanos, o el viento antes de comenzar.

Y es de ahí de donde parte una de las teorías de su sordera; al tener un oído tan exacerbado, su tímpano estaba expuesto a más vibraciones de lo habitual, así que su sordera era algo que estaba escrito hasta en los libros del destino más escondidos.

Su grandísima dedicación al estudio del sonido y hacer sonar ese sonido al piano forte y luego al piano, condujeron a Beethoven aún más a la sordera, pues esa larga exposición al"ruido" hacían evolucionar más tan sangrante falla en su ser.

”El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”.
                                                                                  Ludwig van Beethoven
                                                       (16 Diciembre 1770. Bonn – 26 Marzo de 1827. Viena)

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