Solsticio es el término astronómico relacionado con el movimiento aparente anual del Sol. El nombre proviene del latín solstitium (sol sistere o sol quieto), debido a que esos días parece no moverse mucho y no variar demasiado su altura de culminación superior (altura máxima alcanzada en el día). Día a día el sol recorre, aparentemente, un paralelo diferente. Los solsticios están relacionados con las estaciones de verano e invierno. En el Solsticio de Cáncer el Sol recorre, aparentemente, el trópico de Cáncer en la esfera celeste, comienza el invierno para el hemisferio sur y el verano para el hemisferio norte, alrededor del 21 de junio.
En la antigüedad, los observadores de las estrellas, se dieron cuenta que en determinada época del año el Sol se mueve desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer.
La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.
En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba “puertas”, La “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre).
En la noche mágica del Solsticio de Cáncer, tiempo sagrado de comienzo del verano, se abre al Universo la llamada “Puerta de los Hombres hacia su divinidad” al igual que en el tiempo del Solsticio de Invierno, se abre a la Tierra, la llamada “Puerta de los Dioses hacia su humanidad”. Ambas noches, las del comienzo del verano e invierno, están sacralizadas desde tiempos inmemoriales puesto que en ellas se celebra el Nacimiento y la Muerte del Sol.
El 21 de junio se celebra en el hemisferio norte, el día más largo del año. Definitivamente no es un día como los demás, la naturaleza, el hombre y las estrellas se disponen a celebrar una fiesta, cargada de gran poder y magia. Hadas y deidades de la naturaleza andan sueltos por los campos; los agricultores dan gracias por el verano, las cosechas, las frutas y por disponer de más horas para cumplir con sus tareas y entregarse a la diversión. También es el momento justo para pedir por la fecundidad de la tierra y de los mismos hombres; además se debe comenzar a almacenar alimentos para pasar el otoño y el invierno.
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